13 de desembre del 2016

Le Jardin d'Artemis


Hace unos días paseaba con mi familia por las calles de París, en el Barrio Latino, buscando un lugar donde celebrar una cena especial cuando nos encontramos con este restaurante pequeño y pintoresco...
El menú estaba tanto en inglés como en francés, por suerte para aquellos de nosotros que no tenemos fluidez con el idioma galo, el servicio fue maravilloso, y la comida, espectacular.
Cuando vi el nombre del local, enseguida me vinieron a la cabeza mis clases de griego, la segunda generación olímpica y la historia de Ártemis:

En la mitología griega, Artemisa o Ártemis (en griego antiguo Ἄρτεμις —nominativo— o Ἀρτέμιδος —genitivo—) fue una de las deidades más ampliamente veneradas y una de las más antiguas. Algunos investigadores creen que su nombre, y de hecho la propia diosa, era originalmente pregriega.  Homero alude a ella como Artemis Agrotera, Potnia Theron, ‘Artemisa del terreno virgen, Señora de los Animales’. En el periodo clásico de la mitología griega, Artemisa fue descrita a menudo como la hija de Zeus y Leto, y la hermana melliza de Apolo. Fue la diosa helena de la caza, los animales salvajes, el terreno virgen, los nacimientos, la virginidad y las doncellas, que traía y aliviaba las enfermedades de las mujeres. A menudo se la representaba como una cazadora llevando un arco y flechas. El ciervo y el ciprés le estaban consagrados.
En época helenística posterior, asumió incluso el papel de Ilitía como ayudante de los partos y acabó siendo identificada con Selene, una titánide que era la diosa griega de la Luna (razón por la cual en ocasiones aparece representada con una luna creciente sobre la cabeza). También fue identificada con la diosa romana Diana, con la etrusca Artume y con la griega o caria Hécate.


Os he querido compartir la impresión que tuvo el nombre del restaurante en mí. Mi familia no entendía porqué insistía tanto en cenar en este acogedor local. Lógico... probablemente no habían oído hablar de la segunda generación olimpica, ni de Ártemis y sus ciervos.  Pero yo sí, y en ese momento me acordé también de las palabras de Jordi, mi profesor de latín y griego: "conocer la cultura de los antiguos griegos y romanos es abrir las puertas de nuestro propio conocimiento". 
                                                                                               34 rue Mouffetard, 75005 París, Francia

Salomé Kvatashidze
2º de bachillerato humanístico


4 comentaris:

El vaixell d'Odisseu ha dit...

Gracias, Salomé, por haberte acordado de nuestras clases lejos de casa. Lo cierto es que una de las mayores satisfacciones para un profesor es comprobar que lo que se explica, estudia y aprende en clase tiene su traducción en apuntes como este. No sólo de aprobar vive el estudiante. Aprender es otra cosa y estas líneas lo certifican.

Kènia ha dit...

Felicidades Salomé por este apunte desde París!

Las referencias clásicas no sólo están en las clases latín y griego, sino que estamos rodeados de ellas y muchas veces las pasamos por alto. Tan sólo hace falta cambiar la forma de ver, así como tú lo has hecho, para descubrir todo un maravilloso mundo y que tanto nos ha aportado.

Anònim ha dit...

¡Una entrada muy interesante! Es genial poder fijarnos en detalles como estos y acordarnos de lo que hemos aprendido, además de poder entender el significado que lleva detrás. Estamos rodeados de miles de referencias clásicas; más de lo que la gente piensa. Si alguna vez viajo de nuevo a París, ¡tendré en cuenta el lugar recomendado!

Anna Martínez Gessé ha dit...

Muchas gracia Salomé!
És una entrada muy interesante.
Estar en los sitios y figarte en referencias classicas és genial, hay por todas partes!
Yo no he ido a París y así si tengo la suerte de ir algun dia me fijare en este detalle que nos has contado.